
En esta oportunidad llegaron tenistas desde Argentina, Perú, Brasil, Francia y Jappón, mientras que la armada chilena fue liderada por Jorge Aguilar, Guillermo Rivera, Matías Sborowitz, Nicolás Jarry, Hans Podlipnik, Guillermo Núñez, Juan Carlos Sáez y Cristóbal Saavdra, presente y futuro del deporte en el país, quienes lamentablemente no pudieron avanzar hasta las instancias finales, siendo Podlipnik el que llegó más adelante en el campeonato de singles, siendo eliminado en semifinales por quien a la postre sería el monarca Yosihito Nishioka, mientras que en la serie de parejas, los binomios de Cristóbal Saavedra - Guillermo Rivera y Juan Carlos Sáez - Ricardo Urzúa cayeron en la instancia de semifinales.

Luego de una semana de competencia, las finales se disputaron entre el viernes 13 y sábado 14 de diciembre, comenzando con la definición del título de parejas, donde se enfrentaron los argentinos Tomás Lipvosek - Eduardo Torre ante Augusto Laranja de Brasil con Santiago Maccio de Argentina, rivales que protagonizaron un entretenido primer set en que no podían sacarse mayores ventajas, pero Lipovsek - Torre aprovecharon el momento indicado para imponerse por 7 - 5, resultado que les permitió esperar con mayor optimismo el segundo parcial donde los representantes argentinos no sufrieron en exceso para imponerse por 6 - 3, quedándose así con el título de campeones en una campaña que rozó la perfección, perdiendo sólo un seta lo largo de todo el torneo.

Al día siguiente, sábado 14 de noviembre, en el Club de Tenis La Estrella se disputó la gran final de individuales, instancia en la que se enfrentarían el argentino Andrés Molteni, que llegaba como el segundo pre clasificado) ante el verdugo de los deportistas chilenos, el japonés Yohihito Nishioka que eliminó a tres nacionales en su camino al encuentro decisivo, donde volvió a ratificar su gran estado de forma para terminar venciendo en dos sets, con parciales de 7 - 5 y 6 - 2, sacando el máximo provecho a la desesperación del rival trasandino que no encontraba el modo de revertir la historia, debiendo resignarse a la derrota que le impide seguir su carrera ascendente.
