domingo, 7 de diciembre de 2008

Cuando la violencia se impone al fútbol

El sábado en la cancha del Club Nacional se debía vivir una fiesta para despedir el año deportivo cuando se enfrentasen los clubes del local ante su clásico Juventud El Bajío, quienes luchaban por un cupo al próximo regional de campeones junto a Dínamo, pero siempre dentro del campo deportivo.

La jornada comenzó con problemas después que en el duelo de la tercera división adulta se presentase un conato de pelea que afortunadamente según testigos pudo ser controlada a tiempo y permitir el final del partido donde la visita de Juventud El Bajío se impuso a los locales y pudo seguir soñando con el regional.

El siguiente encuentro que correspondía ver era donde las segundas divisiones lucharan de forma honesta por los puntos y este deseo se hizo realidad puesto que más allá de los roces típicos en un encuentro de fútbol, las cosas se llevaron por el camino normal donde Nacional se repuso de la caída inicial y con un dos a cero a su favor tomaba ventaja una vez más en el puntaje de la tardem aunque aún restaba lo más importante.

Tal como estaba presupuestado, el juez Lemus cuando faltaban 20 minutos para las 18 horas dio por iniciado el duelo de las primeras divisiones donde ambas instituciones luchaban por un doble objetivo: ganar para estar más cerca del título en la liguilla e imponerse a su clásico rival en el último duelo del año.

Desde un comienzo se observó que el cotejo sería desequilibrado por el error de alguna de las dos instituciones y quienes primero se equivocaron fueron los defensores de los azulones, quienes no pudieron despejar un balón del área chica y le permitió al delantero de Bajío poner en ventaja a su club y desatar la algarabía de sus simpatizantes que los acompañaron

Una vez que se vieron en desventaja, los locales se fueron en busca del arco rival por la igualdad con más ganas que fútbol, pero ese ímpetu les posibilitó que tras una jugada muy confusa decretasen la igualdad parcial antes del final de la primera parte, pese a lo cual ambas hinchadas aún estaban muy relajadas.

Todo se comenzó a alterar desde el pitazo inicial de la segunda parte del partido, donde ambos equipos en oportunidades se excedieron en la fuerza y generaron roces que también hicieron que el ambiente de los simpatizantes se comenzaran a caldear. Aún más cuando la visita se pone nuevamente en ventaja tras una gran jugada y que acabó con la fiesta visitante.

La desesperación por estar en desventaja ante el clásico rival fue desesperando a los jugadores de Nacional quienes perdieron los estribos por momentos recurriendo a la violencia en momentos innecesarios, lo que fue generando que el árbitro sufriera descontrol dentro del campo.

Ante este panorama, los locales intentaron aprovechar la crispación existente y ante el menor roce se tiraban al suelo y la insistencia le rindió frutos cuando quedaban 10 minutos y el juez cobró una dudosa falta a favor de Nacional, la cual fue servida por Luis Aranguiz y cabeceada en el área chica para anotar el 2 a 2 parcial.

El descontrol

Esta anotación de los locales terminó por desesperar a los visitantes de Juventud El Bajío, quienes entraron al campo de juego para reclamar el modo en que se había empatado el partido, sin embargo, los iniciales alegatos verbales pronto se transformaron en intentos de agresión contra el juez, quien se intentaba defender y viendo que el duelo no podría seguir por su seguridad, huyó del recinto dando el partido por perdido, aunque lo más grave es que los inadaptados una vez más arruinen un espectáculo deportivo que hasta ese momento se desarrollaba normalmente sin grandes conflictos.

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